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Queso Artesano Miguel Guillén 600g

 142,07

Municipio: Broto
Provincia: Huesca
Comunidad Autónoma: Aragón

SKU: BR0001
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En lo profundo del Valle de Broto, donde los majestuosos Pirineos dominan el horizonte, nace el Queso Miguel Guillén, un tributo a la tradición quesera de esta tierra. Con el nombre de un maestro quesero que dedicó su vida a perfeccionar esta joya artesanal, el Miguel Guillén encapsula la rica herencia de la región. Aquí, las cabras pastan libremente en prados montañosos, alimentándose de hierbas silvestres que impregnan la leche de sabores únicos, recogiendo en su cuajada toda la frescura y pureza de los pastos pirenaicos. La quesería en la Granja Bal de Broto ha perfeccionado este queso a lo largo de generaciones, conservando cada matiz de la tierra en cada pieza.

Región de origen: Valle de Broto, Pirineos aragoneses.

Tipo de leche: Leche cruda de cabra, recolectada de cabras criadas en pastos libres de la montaña, con una dieta de hierbas frescas y flores silvestres.

Método de elaboración: Artesanal, con cuajada enzimática natural, madurado durante 4 a 6 semanas en cuevas naturales que aportan frescura y un control ideal de la humedad.

Tiempo de maduración: 4-6 semanas, suficiente para desarrollar una textura firme y sedosa, con una corteza natural y una pasta de sabores profundos.

El Queso Miguel Guillén ofrece una experiencia sensorial única desde el momento en que lo cortas. Su aroma es penetrante, evocando los pastos montañosos, mezclando sutiles notas herbales, flores frescas y un toque de tierra húmeda tras la lluvia. Al llevarlo a la boca, la textura se deshace suavemente, ofreciendo un sabor láctico dulce y ligeramente ácido, equilibrado por toques de frutos secos y un final prolongado que evoca la naturaleza virgen del Pirineo. Cada bocado te transporta a las montañas, conectando profundamente con el entorno que lo vio nacer.

El Miguel Guillén es perfecto para acompañar las tardes de otoño o invierno, cuando el frío invita a quesos de carácter. Imagínate degustarlo frente a la chimenea, con un vino robusto, mientras el viento sopla fuera. También es ideal para una cena íntima, donde el queso se convierte en el centro de la mesa, acompañado de charlas profundas y cálidas.

Conjunción del peso y la riqueza del queso con el cuerpo de la bebida: Este queso, con su firmeza y riqueza, se equilibra bien con un vino tinto de cuerpo medio. Un Tempranillo con notas afrutadas y un toque especiado realzará sus matices sin sobrecargarlo.

Equilibrio de la intensidad del sabor: Un vino blanco con una acidez leve como un Albariño o un Chardonnay sin barrica resaltará las notas lácticas y ligeramente ácidas del queso, generando un equilibrio fresco.

Proporción de la acidez: Para resaltar su acidez delicada, un vino blanco joven o un rosado seco será el acompañante ideal, equilibrando el final prolongado del queso.

Quesos y Frutos Secos
Nueces: El toque amargo de las nueces realza la suavidad del queso, creando un contraste crujiente que amplifica las notas herbales del Miguel Guillén.

Quesos y Mieles
Miel de romero: Esta miel floral y ligeramente dulce complementa la frescura láctica del queso, suavizando su acidez y aportando una dulzura natural.

Quesos y Mermeladas
Mermelada de higos: La mermelada de higos, con su dulzura terrosa y su textura rica, acompaña perfectamente las notas terrosas del queso, creando una sinfonía de sabores en cada bocado.

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