Jamón Duroc Sin Pezuña Gran Reserva

Raza: Duroc. Esta raza se destaca por su alto contenido de grasa infiltrada, lo que le aporta al jamón Duroc una jugosidad y sabor únicos. La conformación muscular y la capacidad para generar marmoleado hacen de este cerdo una excelente opción para jamones de calidad gourmet.

Alimentación: Los cerdos Duroc son alimentados con una dieta controlada de cereales y leguminosas, lo que garantiza un adecuado marmoleado y un sabor delicioso, aunque no basado en bellotas.

Origen: España, con criaderos en regiones reconocidas como Castilla y León, Cataluña y Comunidad Valenciana, zonas donde la empresa Artysan también realiza su producción.

Curación: De 12 a 15 meses, en secaderos naturales que permiten un proceso de maduración lento y uniforme bajo condiciones climáticas idóneas.

Elaboración: Tras el salado, el jamón pasa a un proceso de secado prolongado en ambientes de baja humedad y ventilación adecuada, lo que favorece el desarrollo de sus características organolépticas.

Peso: De 7,5 a 8,5 kg, ideal para eventos o experiencias culinarias.

Color: Rojo intenso, con vetas blancas de grasa infiltrada, lo que le da un aspecto jugoso y apetecible.

Aroma: Suave y persistente, con notas de frutos secos y un ligero toque ahumado, reflejo de la curación prolongada.

Sabor: Suave y equilibrado, con un punto ligeramente dulce. La grasa infiltrada se funde en el paladar, aportando una textura cremosa y un regusto prolongado.

Textura: Jugosa y firme, gracias a la grasa entreverada, que le aporta un masticado tierno y agradable.

Para conservar en perfectas condiciones el Jamón Duroc Reserva Artysan, es importante almacenarlo en un lugar fresco y seco, protegido de la luz directa y de los cambios bruscos de temperatura. Al no contar con pata, se recomienda cubrir la zona de corte con un paño limpio y transpirable, o una capa de grasa del propio jamón para evitar la oxidación. Consumo preferente dentro de los 365 días tras su apertura, siempre que se mantengan las condiciones adecuadas de conservación.

Con este enfoque, se resalta el valor gastronómico, cultural y sensorial del producto, mientras que se ofrecen recomendaciones específicas de cómo disfrutarlo al máximo. Si deseas más ajustes o información adicional, no dudes en decirme.

Este jamón es perfecto para disfrutar en cualquier ocasión especial, y se recomienda servirlo cortado en finas lonchas, a temperatura ambiente, para que sus sabores y aromas se desplieguen completamente.

Pan rústico o con cereales, cuya textura y sabor robusto complementan la suavidad y riqueza del jamón.

Quesos curados de oveja o cabra, que aportan un contraste potente y resaltan las notas grasas y dulces del jamón.

Frutas frescas como melón o higos, que aportan frescura y equilibran la salinidad con un toque natural de dulzura.

Vinos blancos fermentados en barrica, como un Chardonnay o un Godello, cuya acidez refresca el paladar y acompaña la untuosidad de la grasa.

Un vino tinto joven de uva Tempranillo o Mencía, con taninos suaves que complementan la textura del jamón.

También puede maridar de forma excelente con un Cava Brut Nature, cuyas burbujas limpian el paladar y realzan los sabores de cada bocado.